Ésta soy yo, Yunnah, campeona de los justos y defensora de los débiles.
Algunos luchan por oro... otros, sin embargo, buscan gloria, poder o prestigio. Otros, como yo, fuimos llamados por poderes divinos para alzarnos como los campeones de la luz contra la oscuridad siempre invasora.
Algunos luchan por oro... otros, sin embargo, buscan gloria, poder o prestigio. Otros, como yo, fuimos llamados por poderes divinos para alzarnos como los campeones de la luz contra la oscuridad siempre invasora.
Los paladines no luchan porque lo elijan, sino porque, en lo profundo... dentro de sus almas, saben que deben hacerlo.
La vida de un paladín no es una elección, es un destino.
La compasión en la búsqueda del bien, la voluntad para defender la ley y el poder para derrotar al mal; éstas son las tres armas del paladín.
Pocos poseemos la pureza y devoción que hacen falta para recorrer la senda de esta gloriosa clase, pero esos pocos son recompensados con el poder para proteger, sanar y castigar al mal.
En un mundo lleno de magos conspiradores, sacerdotes impíos, dragones sedientos de sangre y demonios de los infiernos...
Yo soy la esperanza última que no puede extinguirse.
Mi sagrado Protector me envía ahora a cumplir el que quizás sea mi mayor desafío, poner fin a la tiranía y corrupción del mago negro, Atog, que cautivo en su torre y aliado con su diosa oscura, Doornrose, planean el fin del mundo tal y como lo conocemos...
Aunque no soy la primera en intentar detenerlo... seré la que lo consiga.
Mi Señor iluminará el oscuro camino que recorreré en los días venideros...
Así que la pregunta no es si tendré el valor de enfrentarme a ti...
La pregunta es...
¿Lo tendrás tú?
(Estragos de la tiranía de Atog, oscura época para las razas)
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