Esta expresión latina, que en
historia del arte designa a un movimiento artístico en varias
civilizaciones en el que se trata de no dejar espacios en blanco y
completarlos todos con formas, dibujos, colores etc. ilustrará en
este post mi visión de la enseñanza.
En aulas saturadas tratamos de inculcar
conceptos como sacados de una chistera. En términos reales la unión
que perciben los alumnos de coherencia y nexo en cada asignatura es
demasiado vaga, quizás que comparten un espacio en un caro mamotreto
de papel. No estoy hablando de que el maestro no se esfuerce, en mi
experiencia en el practicum (4º de primaria) me sorprendió ver
que, a pesar de haber estudiado reiteradamente sinónimos y
antónimos, ninguno de los alumnos sabía lo que eran unos y otros el
día del examen, sin embargo, la mayoría fueron capaces de escribir
la definición de manera correcta y esto es simplemente un ejemplo.
Creo que en primaria, la gramática y
la ortografía deberían de ser secundarias y no el centro de la
materia. Esto no significa dejarlas de lado, sino darles un valor de
utilidad, por ejemplo:
Necesito describir este mineral, para
ello son imprescindibles muchos adjetivos y a través de eso explicar
la gramática correspondiente. Mi meta como docente es lograr
aprendizajes significativos en mis alumnos, no me vale que aprendan
para olvidar y aprender para olvidar es lo que proponen los libros de
texto al menos la mayoría a los que he tenido acceso.
Mi expectativa de la asignatura sería
aprender a enseñar significativamente. ¿Cómo se aplica la teoría?
Al mismo tiempo es necesario mantener el orden en clase y cumplir con
unos objetivos y contenidos, coordinados además con los cursos
paralelos... Realmente no es sencillo. Mi miedo es no ser capaz de hacerlo pero pienso reconstruirme cada día si es necesario hasta lograrlo.
En resumen, una pequeña locura con
final feliz para muchos, porque los niños, a pesar de los
profesores, de los padres y de la sociedad, aprenden a leer a
escribir y a desenvolverse en la vida porque no les queda más
remedio y consiguen adaptarse. Pero otros que se quedan atrás alcanzarían grandes logros
con una adecuada metodología.
En cuanto a la animación a la lectura,
considero que se trata de un universo realmente frágil. En la
actualidad, con la multitud de soportes y formatos que se nos
presentan resulta difícil de abordar de un modo global. Las claves
de formación de un buen lector están más cerca de los intereses y
aficiones de los alumnos que de ningún canon, aunque este pueda ser
enriquecido, la literatura precisa de la participación activa del
lector y eso solo puede ser logrado mediante una adecuada motivación
o un enamoramiento súbito. Quizás en el futuro, dispongamos de
maravillosas máquinas que analizando la mirada de cada niño nos
revelen cuál debería ser su primera lectura o su primer cuadro, para
enamorarse de la literatura o de la pintura, pero hasta entonces,
los maestros necesitaremos la suerte y unos amplios conocimientos literarios con
el fin de aumentar las posibilidades de éxito.
Enlazando con el título de este post,
nos preocupamos tanto porque no queden contenidos y objetivos
(gramática, ortografía, clásicos de la literatura...) por abordar
y evaluar durante las clases que nos olvidamos de apasionar a los alumnos en el
conocimiento, no les motivamos en sus propios objetivos, para los que
necesitarán todo eso que queremos enseñarles y entonces es cuando
realmente aprenderán.
En cuanto a mis autores predilectos, recomiendo a Borges, Pessoa, Asimov, Khalil Gibran, ellos y muchos otros ayudaron a que hoy sea un lector empedernido.
Coincido contigo cuando señalas que lo que falta en nuestras aulas es "enamoramiento y pasión". Estoy seguro que ambos son elementos de capital importancia a la hora de afrontar cualquier tarea.
ResponderEliminarAdemás considero que con ellos unidos al "esfuerzo" se puede suplir cualquier carencia del individuo.
Lamentablemente son conceptos que no se pueden aprender, no se pueden memorizar ni evaluar, no son controlables y están completamente devaluados en la conciencia social actual.
La pasión no se aprende pero se puede trasmitir, no hay ningún manual que nos indique la fórmula, pero todos lo sabemos cómo hacerlo.
El único problema es que para transmitirla primero debes sentirla y considero que, por desgracia, poca gente siente pasión por lo que hace.
Magnífica entrada Juanjo. Además de empedernido lector, te muestras como un gran escritor. Me alegra que estés en clase.
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